La diversidad nos hace hermosas

La diversidad nos hace hermosas
Sin duda alguna la belleza física y emocional es algo fundamental en las mujeres. Todas queremos vernos hermosas y lucir nuestros atributos principales para mostrar al mundo lo bellas que somos. Es normal eso, quererse ver bien, aunque no podemos confundir el verse bien con el seguir un prototipo impuesto culturalmente como paradigma de belleza que muestra a un tipo de cuerpo, un tipo de aspecto y un tipo de mujer, como válida para llegar a ser hermosas, dejando por fuera otros tipos de maneras de ser mujer que no se acoplan a ese prototipo.

Lo primero para entender el concepto de belleza es que es supremamente subjetivo y cada persona puede tener su propia definición que puede no concordar con las otras. Eso es lo más importante: entender que las mujeres somos tan diversas que es completamente injusto creer que existe solo un prototipo de mujer que se “merece” el rótulo de bella. Justamente lo que alimenta la belleza es la misma diversidad, sin ella reduciremos los estilos, las combinaciones, los matices, los tipos de cuerpos distintos, los tonos de piel distintos a simple homogeneización femenina.

Para entenderlo mejor, imagínate un mundo donde todos pudiéramos solamente percibir con nuestros ojos los colores blanco y negro. Seguramente a muchas nos encantan el blanco y el negro, pero si sólo conociéramos esos dos colores nos perderíamos la posibilidad de disfrutar otros tonos con variaciones infinitas, sólo por el seguir un paradigma monocromático. Lo mismo sucede con el tipo de cuerpo de las mujeres. Todos son hermosos en su diferencia.

Cabe aclarar que históricamente las sociedades humanas han tenido distinciones de modelos de belleza que son socialmente aceptados y a los que sus miembros comúnmente aspiran, pues fueron culturalmente educados para creer que ese es el modelo máximo de belleza y quizás desde niños y niñas vieron ejemplos de personas que se vestían, peinaban o tenían un tipo de cuerpo establecido para ese momento histórico y reafirmar esos estereotipos. No estar en condiciones similares o no encajar en esos estereotipos es visto erróneamente como no ser bella.

Por ejemplo, en países del África Subsahariana como Mauritania existe un ideal de belleza femenina en el que prima la obesidad. Las mujeres gordas son el ideal de belleza y tener ese tipo de cuerpo garantiza tener mayores posibilidades de conseguir un posible esposo, pues el gusto de los hombres en aquella región está inclinado hacia las mujeres de talla grande.

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